domingo, 26 de abril de 2009

La venganza es un plato que se sirve frío (Traé pasaporte #4)



Oldboy (Corea, 2003). Int.: Min-sik Choi, Ji-tae Yu. Dir.: Park Chan-Wook Dur.: 120'.
Viernes 1 de Mayo - 22.30hs - Academia Montpellier - Jujuy 671 - Marcos Juárez.


Cerramos a toda hiperkinesis y locura un ciclo que nos había salido tranquilito, que vamos a hacerle. Nuestra primer incursión en cines exóticos culmina con este film coreano que hizo su recorrida festivalera promoviendo elogios varios y aquí tuvo su respetable éxito en críticos y público pero siempre en soporte dvd, nada de salas cinematográficas como ocurre con el 95% del cine extra-estadounidense.

Oldboy arranca como un cachetazo sin saludar ni pedir permiso y nos hace testigos de la pesadilla de Oh-Dae Su, contada en flashback vertiginoso durante un par de horitas muy movidas, creativas, sorprendentes, locas, divertidas, crueles, y todo otro adjetivo vecino para licuar y beber de un trago. Al tipo lo encerraron durante ¡15 años! sin noticia ni motivo, enterándose de poco y nada a través de la tele (claro, más bien nada, pero ...). Luego de accesos varios de locura, Oh se va a ir anotando las que se cobrará si sale con vida de este mal viaje alucinatorio, tiempo le sobra para ponerse en forma.



Tanta locura junta para sacar una cabalgata por los límites de la sanidad mental está basada en un manga del mismo título, y Park-Chan Wook, el director, abreva justamente en el comic, la novela negra, el horror asiático (obvio, eeeh) y el más remanido cine de acción y venganza para hacer un plato fuerte muy recomendable para, como se suele decir, los que busquen emociones fuertes, con las prevenciones para los que tienen estómago un poco delicado. El cine coreano pinta muy bueno y junto a Park hay algunos buenos autores para ir investigando.
AdP
Trivia:
1. A Park Chan-Wook le va esta cosa Bronsoniana de la venganza. Oldboy fue realizada en medio de un díptico compuesto por los films "Simpatía por el Sr. Venganza" (2002) y "Simpatía por la Dama Venganza" (2005). No perdona una.
2. Nada es sagrado: Oldboy tiene apenas cinco o seis años, y ya en EEUU están planeando una remake para 2010 dirigida por un tal Justin Lin, perpetrador de un par de los films de la saga Rapido y Furioso. Después de ver la original, te vas a dar cuenta por qué es tan fácil adivinar que la nueva versión va a ser una porquería.

domingo, 19 de abril de 2009

Sencillo y complicado como la vida. O el cine (Traé Pasaporte #3)


Detrás de los Olivos (Irán, 1994). Int.: Mohamad Ali Keshavarz, Farhad Kheradmand. Dir.: Abbas Kiarostami. Dur.: 103'.
Viernes 24 de Abril - 22.30hs - Academia Montpellier - Jujuy 671 - Marcos Juárez.


Uno de los experimentos más interesantes de AOjoyeno (dentro de unas cuantas cosas interesantes que nos deparó hasta ahora este Cineclub) fue el de hace un par de semanas cuando arrancamos este ciclo con un viejo film de Abbas Kiarostami, nunca estrenado oficialmente en nuestro país (ver post más abajo para mayor data). Esta vez nos pusimos contentos pero no por el lleno de la sala, al contrario, vinieron menos, justo era viernes de pascua. La reacción del público ante una muy simple, mínima historia (un chico buscando la casa de un compañerito de escuela para devolverle el cuaderno) fue de sorpresa unánime y nos confirmó que arriesgar con estos cines de latitudes exóticas puede ser útil y productivo para los fines de nuestro querido espacio de los viernes.

Detrás de los Olivos cierra siete años después una trilogía de que comienza justamente con el film visto recientemente en el Ojo (Dónde queda la casa de mi amigo?), que se instala en el pueblito rural de Koker, donde poco tiempo después de la filmación de ese primer film se registró un fuerte terremoto. El segundo film (La vida continúa) nos muestra a un actor encarnando al propio Kiarostami, viajando a Koker a ver si los chicos protagonistas se salvaron. Y este tercer film vuelve a enroscar realidad y ficción in-eternum: vemos la filmación de una película de Kiarostami -encarnado por otro actor-, el casting imposible, los cambios de actores y la dramatización de segmentos de la vida de un joven matrimonio en medio del drama post-sismo, encarnado por una pareja que tiene sus deudas de amor en la realidad.


Otra constante en el cine de Kiarostami: la tozudez de sus héroes anónimos, en este caso un enamorado que tiene que luchar con las costumbres familiares y religiosas de su propio pueblo para llegar a su amada. Dale, Hossein, que tanto va el cántaro a la fuente...



Todo esto como un juego de paradojas de la realidad y la ficción, repeticiones, paseos en auto y varios signos similares en toda la filmografía del iraní que es ya una figura saliente del cine a nivel internacional, escribiéndose numerosos trabajos sobre su tan particular obra. Una perlita que lo pinta entero como artista: en un seminario realizado en Sicilia en 1996, sostuvo que “filmar es eso que pasa en el espíritu. La técnica es accesoria, sin las ideas el cine no existe”.



Ver una película de don Kiarostami bien podría entonces ser una experiencia mística. De hecho sus personajes se toman sus tiempos para todo. Y la cámara también para seguirlos casi en estado alucinatorio. La secuencia final de Detrás de los Olivos es todo un tratado del cine y de los sentimientos. También entonces ver una película de AK puede convertirse en una seductora experiencia donde nuestro acostumbrado ritmo de espectador occidental baja las pulsaciones y se entrega al hechizo.


AdP

Data accesoria

- Los actores profesionales y no profesionales que utiliza AK se mimetizan tanto que muchas veces no podemos distinguirlos. Por otra parte, como es una trilogía, vemos a los protagonistas de alguna aparecer en roles secundarios en otra, donde a su vez le recuerdan su actuación. Algo de eso sucede con Ahmed Ahmedpoor, el protagonista de "Donde queda la casa de mi amigo?" (ver fotos en el post), a quien vemos más crecidito aparecer casi de casualidad en Detrás de los Olivos.

domingo, 12 de abril de 2009

El amor, como la comida, a veces es al paso y tiene vencimiento (Traé Pasaporte #2, preview)


Chungking Express (Japón, 1994). Int.: Tony Leung, Brigitte Lin, Faye Wong. Dir.: Wong Kar Wai. Dur.: 102'.
Viernes 17 de Abril - 22.30hs - Academia Montpellier - Jujuy 671 - Marcos Juárez.

A veces el entusiasmo que queremos transmitir en este blog por ver una película desconocida nos puede llevar a extremos peligrosos y quedarnos en las frases altisonantes y típicas de la crítica más impersonal, trivial o aburrida. Más aún cuando es un film como Chungking Express que a primera vista nos revoca el espíritu con colores, locura, amor por sus personajes, inventiva y poesía. Ni te digo. Salen frases como "alegría de vivir", "matar las penas de amor con más amor", y otras más bien dignas de un ciclo recordatorio de películas de Palito Ortega de los 70.

Ahí vamos. Sin temor al ridículo.

Me parece que Wong Kar Wai (o Wai Kar Wong, según se escriba, pero para ahorrar lío de ahora en adelante WKW) tiene un pire de aquellos con la cámara (y la alucinante fotografía de Christopher Doyle, inglés) y -sin temor al ridículo ya que estamos- arremete con un gigantesco videoclip de los sentimientos y la sensibilidad, vaya contradicción. O acaso el 98 % de los videoclips no son puro artificio vacío, impresionista y pretensioso?.


A pura imagen. Wong Kar Wai apela al videoclip, pero sobre todo a su locura y amor por el cine y sus personajes.


WKW mezcla la poesía con la pintura, los lápices y pinceles con la cámara y feroces cromáticos, pela travellings infernales por las pobladas calles de Joncón y nos arrastra como en montaña rusa por la historia de dos jóvenes y apuestos servidores de la ley, los agentes 663 y 223, ambos y cada uno por su lado abandonados por sus novias. Coinciden en la misma rotisería al paso donde Faye aturde y se aturde con aquel himno hippie "California somnolienta", de los Mamas and the Papas. Y destila un encanto tan extraño y alegre como esta película misma, que también tiene una rara subtrama donde uno de los canitas tristes se enamora de una dealer vestida como las femme fatales noir de los 50. Y una azafata fugitiva. Y un tipo que colecciona latas de ananá con vencimiento, íntimamente ligadas a su desazón emotiva. Y otro que se conmueve con un trapo de limpieza deshilachado y le brinda sol y aire. Y unas cuantas cosas más.


Así como pasó con los que vieron la de Kiarostami (la otra semana va otra del iraní), supongo que quienes vean Chungking Express pueden sorprenderse gratamente de descubrir a esta gente que lidia con sus bajones y tiene una reserva de amor que excede el celuloide, de la forma en que WKW, artista cumbre, lo pinta, patina, revoca, enchastra y firma. Si no, también recomendamos "Con ánimo de amar", otra joyita que confirma lo antedicho.

(Se habrá entendido algo?)

AdP


domingo, 5 de abril de 2009

Siempre es tiempo de héroes (Traé pasaporte #1)



¿Donde está la casa de mi amigo? (Irán, 1987). Int.: Babek Ahmed Poor. Dir.: Abbas Kiarostami. Dur.: 86'.

Viernes 10 de Abril - 22.30hs - Academia Montpellier - Jujuy 671 - Marcos Juárez.


Si la Pascua es tiempo de meditación, nos viene justo comenzar el ciclo Traé Pasaporte con "Dónde está la casa de mi amigo?", reflexión del gran Abbas Kiarostami sobre la nobleza de los niños que se nos va perdiendo en el camino doloroso del crecimiento. Más allá de esta coincidencia, es una buena oportunidad para descubrir el impar cine iraní, mucho más interesante, imaginativo, poético y divertido que uno podría esperar, tan acostumbrados que estamos a nuestro correctísimo occidente.

La historia, de chiquita, es casi insignificante. Justamente como esas cosas que por lo bajo piden nuestra atención, mientras estamos ocupados con lo supuestamente significativo para nuestras vidas. En un pueblito campesino, un chico de ocho años encuentra al llegar del colegio que se trajo el cuaderno de su compañero de banco, que para colmo ya fue advertido por el rígido maestro por no hacer los deberes. Ahmed, tranquilo pero persistente en su objetivo, saldrá en una aventura-odisea particular a encontrar la casa de su amigo y no le aguardarán monstruos ni precipicios ni tormentas amenazantes. Tan sólo el mundo adulto, como para hacerle medio difícil una épica en la cual el espectador -si abre su emoción y sensibilidad- hará hinchada para este empecinado jovencito como si fuera aquella película de efectos especiales y sonido envolvente. Y una vez más, acompañando a este chico que la cámara jamás abandona, por enésima vez confirmaremos que ser niño conlleva una gran responsabilidad, que perdemos a medida crecemos y nos hacemos....responsables.



Babek Ahmed Poor es Ahmed, a la búsqueda de su amigo. Un actor natural. Una historia de urgencias contada si necesidad de golpes bajos para buscar Oscars. Y sin apuro.

Abbas Kiarostami (1940) es una ave extraña, pero algunos pares coterráneos (Majmalbaf padre e hija, Panahi, Majidi) también lo son, entendiendo el cine no solamente como un lienzo donde pintar su aldea -que lo hace y mejor que miles de documentales- sino convirtiéndolo en un mundo donde, entre otras características, documento y ficción borran su línea de frontera. "Para atrapar la verdad es preciso en parte traicionar la realidad", dijo alguna vez. Así, la utilización de actores no profesionales (los niños, excluyentes protagonistas de este film, por ejemplo), las filmación de una película en el marco de un reciente terremoto real, como argumento para una historia ficcional (Detrás de los Olivos, la otra de Kiarostami para este ciclo (1994), o el colmo en Primer Plano (1990), donde se asiste a un juicio a un desocupado que simuló ser Mohsen Majmalbaf, colega de Kiarostami. Y donde en algún momento aparece el mismísimo MM. Lugares que film a film de AK se repiten, protagonistas de un film que aparecen en secundarios en otro, y una sensación de visitar un mundo conocido cada vez que nos encontramos con una de Kiarostami.
Increíbles actores niños y adultos sacados del pueblo le dan una marca definitiva al cine de don Abbas que merece una mirada. Como dice Marcela Gamberini (Revista El Amante, Nº104, Nov. 2000): "Pese a que en una primera instancia parezca un contrasentido, sus personajes deliberadamente tozudos y obstinados se hacen más libres con las propias elecciones y con la defensa pública que hacen de ellas. La misma libertad con la que filma Kiarostami".

AdP