viernes, 22 de julio de 2011

El cine se mira al ombligo (parte I)





Doble de riesgo (The Stunt Man, EEUU 1980) . 131'. Int.: Peter O'Toole, Barbara Hershey, Steve Railsback. Dir.: Richard Rush




Viernes 29 de Julio - 21.30 horas (puntual!) - Centro de Educación Por el Arte "Libertad" (Marcos Juárez)



Primero lo primero


Ante todo, bienvenidos a un nuevo ciclo de A Ojo Yeno Cine Club, esta vez en el Centro de Educación por el Arte "Libertad", que esta vez es quien nos cede espacio para volver a respirar cine, por poner un verbo más original para definir esta búsqueda de sostener lo que alguna vez fue un rito aquí y en la China: ir al cine. Por acá, como sabemos, se vino a pique en la década del 90 y en el interior del interior es poco más que un viejo recuerdo. El objetivo, siempre, fue el rescate para llenarnos un rato los ojos de cine con el cine difícil de encontrar también en la tele y en los dvd clubes. Gracias a los amigos del CEPEA!!. Ahora a lo nuestro.

El pupo tan querido


Ya tiempo atrás en un malogrado intento de retomar la senda de A Ojo Yeno habíamos tanteado la idea de hacer un ciclo en el cual el cine se contara a sí mismo sin entrar en terreno documental ni muchísimo menos, más bien en plan de autocelebración, de festejarse, mirarse al ombligo. Es decir que lo que tiramos a la parrilla ahora ya venía curado y adobado desde hace rato.


Y muchas son las formas en las cuales el cine se mira a sí mismo: desde el que refleja el mismo mundo de la ficción en la ficción desdoblado hasta el mareo (ejemplo simple, la filmación de una película como motivo de la trama del film) hasta directores cinéfilos (una vez más, Brian De Palma, Francis Coppola, John Carpenter) que se deleitan mostrando los trucos de la invención o reinvención de la realidad y reverenciando a sus antiguos maestros (otra vez, Hitchcock, Welles, Hawks, Ford). Oh paradoja, ninguno de los ilustres apellidos citados está en la grilla de este ciclo, pero vamos a empezar con un buen ejemplo que calza con eso de celebrar al cine como un invento magnífico, como un entretenimiento vital y como un doblez permanente y equívoco de la realidad y lo que -depende cómo uno lo vea- aparementemente es ficción.


"Si Dios pudiera hacer los trucos que nosotros hacemos, sería un tipo feliz" (Eli Cross)



"The Stunt Man" fue estrenada luego de no pocos problemas de producción que duraron dos años y solamente se convirtió en un módico éxito de crítica y objeto de culto cinéfilo, además de merecerle a Peter O'Toole otra inútil nominación a un Oscar que aún le es esquivo, para lo que esto signifique. Aquí en la Argentina fue estrenada en Abril de 1981 en una montonera y con el poco original título de "El Especialista", y es en todo caso un plato especial para quien ame el cine y quiera espiar el enloquecido mundo de un set de filmación, adornado por una trama policial, pasos de comedia enloquecida, música que por momentos cita a Nino Rota y la exorbitada actuación de O´Toole, sinónimo de excesos al igual que su coterráneo Peter Finch (Network) tanto en el libaje de alcoholes diversos como en su despliegue en el plano. Enhorabuena, porque el director que encarna, ególatra y omnipotente a más no poder, le cae al actor de "La Clase Gobernante" como otra oportunidad -al igual que en ese film- de hacer su propia visión de un dios. No en vano su nombre es allí Eli "Cross" y dispara la genial frase que comienza este párrafo y que hasta ha sido motivo del slogan de la película.
"Vengan a dar un paseo en la grúa asesina de Eli!". Dios-diablo-director en su trono



Cross está filmando una peli de guerra y el fugitivo Cameron (Steve Railsback) se cruza en su camino de la más azarosa y condenada forma. Para salvar su pellejo, se convertirá en un stunt man (doble de riesgo) y quedará bajo el cuidado o las garras de Cross y su mezcla de obsesión y displicencia por su criatura cinematográfica, siempre al borde del desastre por sus propios desvaríos megalómanos y un guionista incompetente. O'Toole afirmó que (actor del método al fin) basó su personaje en la experiencia de haber sido dirigido en su debut nada menos que por David Lean, en Lawrence de Arabia.


Las dos horas y chirola que dura The Stunt Man son una fiesta de cajas chinas y un marionetero alienado donde la trama real tiene más de una vuelta y (tal como cita en algún momento Cross), tras una puerta cualquiera aparece "el país de las maravillas", y la posibilidad de romperse en serio unas cuantas costillas. Porque sí, también este film rinde homenaje a esos héroes anónimos llamados dobles de riesgo que se juegan la vida en cada toma para que el "lead actor" se lleve las palmas. Encima, los efectos especiales les chorean cada vez más trabajo, una de las tantas razones por la cual esta película evoca y se evoca como un cine que ya no existe más, donde el productor no era todavía una corporación, las computadoras no habían invadido el terreno de la emoción y los que hacían la película eran los dueños del circo. Como un Tarantino pero 30 años atrás, Richard Rush con The Stunt Man armó un buen quilombo para meternos en la trastienda de un mundo irresistible, insanamente delicioso.


Trailer de The Stunt Man en You Tube, para ir picando: