PERROS DE LA CALLE (EEUU, 1992). Int.: Harvey Keitel, Tim Roth, Steve Buscemi, Michael Madsen, Quentin Tarantino.
Dir.: Quentin Tarantino. Dur.: 99' .VIERNES 18 DE SEPTIEMBRE - 22.00 hs-
BIBLIOTECA LIDIA CESANELLI. 24 de Septiembre 1085
Entrada: $2
Quentin Tarantino acaba de estrenar su nueva película, Unglorious Basterds, para ampliar el culto a un director "cool", con alma de amateur, que sin dejar su estilo triunfa o al menos tiene su pedestalito en el cine mayor e industrial de Hollywood. No muchos pueden: Coppola, Scorsese, tantos otros maestros cada vez que se metieron en la industria tuvieron que colgar sus medallas en el playón del estudio de filmación, dejando proyectos muchas veces impersonales cuando no vergonzosos.
QT es un tipo perfecto para lograr en un cineclub una suerte de efecto espejo interminable: él mismo es una suerte de monstruo alimentado de una juventud vivida entre videoclubes y salas de mala muerte (grindhouse), y ver una película suya daría para hablar el doble de lo que dura el film, ya que más allá de un estilo propio nada despreciable, el licuado de influencias en cada una nos pasea desde el cine más barato y berreta hasta Godard. Ver al mismo Q en una entrevista es en sí un especátulo: no para de hablar y gesticular y citar (como en sus films) a sus adorados maestros, desde John Ford hasta Enzo Castellari, desde Ringo Lam y todo el más brutal cine oriental hasta Brian DePalma. Se nota que se debe divertir a lo loco en cada uno de los planos que filma. Y eso lo transmite.
Perros de la Calle fue su explosivo debut en 1992 y ya en su primer secuencia tenemos concentrado toda la biblia tarantiniana: los diálogos, los nombres de los personajes, el paseo de la cámara por la acción. A partir de una historia tan transitada y trillada como atrapante como puede ser un asalto frustrado a un banco, QT mete a sus seis protagonistas y a la historia misma en una moulinex donde vamos para adelante y atrás en aras de armar (o desarmar??) la historia, cómo se gestó, qué falló y si en verdad hay un botón que avisó a la cana. En el medio condimentan el trámite los rostros sudados, tensos y sangrientos de los asaltantes. Homenajes al cine negro, al cine de los años 70 -una constante del autor-, y las consabidas citas gráficas que llegaron al colmo de lo notable en Kill Bill y Deathproof, verdaderos collages de influencia como si pudiéramos ver los posters favoritos de un joven QT colgados en su habitación. Uno de los chiches que nos muestra y que mejoraría aún más en Pulp Fiction, es la subversión en el desarrollo de la trama.
Después de esta escena de Reservoir Dogs, aunque pase el resto de su carrera haciendo de Peter Pan, Michael Madsen pasará a la historia como uno de los sádicos más repugnantes del séptimo arte.Harvey Keitel, actor de la escuela de dientes apretados si la hay, apostó por Q y no solo protagonizó sino que puso dólares necesarios para esta ópera prima. El dream team de duros lo completó el inglés Tim Roth, el maravilloso Steve Buscemi, Michael Madsen (que tiene a su cargo una de las escenas más crueles y violentas del cine en este film) y el mismo QT, que será medio queso como actor pero bueno, tampoco arruina este mix de cinefilia. Y atenti, de melomanía: que Q -según propias palabras- piensa sus films al mismo tiempo que en la banda de sonido, recurriendo a su poblada musicoteca para reforzar ideas. Allí se repite todo lo que dijimos en cuanto a influencias: prima un vintage setentero de éxitos efímeros junto a sonidos de western spaghetti.
Resumiendo, cuando el cine confunde cada vez más entretenimiento con bombardeo a los sentidos, esta primer incursión de Tarantino nos muestra a un verdadero autor divirtiéndose, creando desde la diversidad, y todo eso sin tomar por giles a los espectadores. No es poco.
AdP